El dibujante David Rubín ha rechazado los tres galardones a los que optaba en los Premios de la Crítica de la editorial Dolmen por la ausencia de compañeras finalistas. “No es la solución”, reconoce aun así. [Laura García Higueras | El DiarioES]
“Nadie debería renunciar a nada por algo así, la paridad debería ser algo normal. Pero tal y como está el patio, creo que lo más honesto de cara a mis compañeras, a mí mismo y al cómic español es hacerme a un lado”. Con estas palabras explicó David Rubín en sus redes sociales el motivo por el que ha decidido renunciar a las tres nominaciones recibidas en los Premios de la Crítica que otorga la editorial Dolmen. Las tres categorías en las que optaba al galardón (Mejor obra, Mejor guion y Mejor dibujo nacional) están copadas por hombres. En la lista completa de finalistas, solo tres de las 43 candidaturas corresponden a mujeres.
“Aun así, la solución no es que yo renuncie o que renuncien todos los hombres nominados”, apunta dejando claro que lo que pone de manifiesto la ausencia de compañeras finalistas es “la falta de concienciación de quienes han decidido las nominaciones”, ya que no les “saltó la alarma al ver que no había paridad”. El jurado lo conformaron 70 personas; solo 14 de ellas mujeres.
Algunas ilustradoras y dibujantes del Colectivo Autoras de Cómic, como Carla Berrocal o Susanna Martín, han criticado la forma en la que Rubín ha visibilizado su renuncia y el impacto que ha tenido cuando ellas llevan “peleando años” sin conseguir ese “caso”, afirma a elDiario.es la autora de cómic Carla Berrocal. “Me parece muy heavy que tenga que venir un tío y renunciar a un premio para ver que hay machismo en el cómic”, afirma. “Al publicar que está rechazando sus tres nominaciones lo que está haciendo es hacerse un eco muy grande de su acción”, critica Martín. Las autores hubieran preferido que la renuncia se hubiera hecho “en silencio”. “Está ocupando todavía más espacio”, explica Susanna Martín.
El director de Dolmen, Vicente García, explica a elDiario.es que el jurado de los premios que otorga su editorial es “imparcial” y que no intercede en sus decisiones a la hora de decidir a los finalistas. “No orientamos de un lado ni hacia otro. Nosotros contamos los votos que hay emitidos por hombres y mujeres. ¿Qué hacemos si luego sale lo que sale?”, dice.
2. Coral Bracho, premio FIL de Literatura: «Pasará muchísimo tiempo para que la Inteligencia Artificial llegue a donde llega la poesía»
La escritora mexicana aseguró que el contacto placentero con la poesía y la literatura desde la infancia es crucial para la vida y aseguró que ninguna tecnología podrá sustituir la manera en la que los versos llegan a la sensibilidad humana. [La Voz de Galicia]
La poetisa y ensayista mexicana Coral Bracho ganó el premio FIL de literatura en lenguas romances 2023, según anunció este lunes en México Vittoria Borsó, portavoz del jurado conformado por siete críticos literarios y escritores. Bracho (Ciudad de México, 1951) resultó elegida entre 59 candidaturas de 22 países representantes de siete lenguas por «su continuada indagación en la politicidad de la poesía y el peso de la palabra escrita», detalló Borsó en conferencia de prensa en la ciudad de Guadalajara.
«La poesía de Coral Bracho se pregunta por las maneras en que el mundo se descubre y nombra provocando una inteligencia sensible por parte de la instancia lectora. Su trabajo se vuelve entonces un archivo de experiencias vitales donde se piensa el olvido, la enfermedad, el dolor y la muerte», determinó el jurado en el acta del premio.
«No sé a dónde nos lleve la inteligencia artificial, pero sé que pasará muchísimo tiempo para que llegue a donde llega la poesía», apuntó. «Podrán copiarla, hacer simulaciones, pero lo que verdaderamente toca la poesía en el ser humano en términos de libertad, de percepción, en términos cognitivos, emotivos, difícilmente va a entorpecerlo la inteligencia artificial”, aseguró.
3. Irene Solà: “Ha llegado el momento de mirar el mundo desde otras perspectivas, incluidas las no humanas”
Un día que condensa cuatro siglos en una masía habitada por mujeres deformes e incompletas. [Laura Fernández | El País]
Te di ojos y miraste a las tinieblas (Anagrama, 2023), su esperadísima tercera novela —la primera después del gran éxito mundial de Canto yo y la montaña baila, que fue traducida a 28 idiomas, y de la que se han vendido más de 100.000 ejemplares en catalán y 50.000 en castellano—, tiene algo de reflexión al respecto. “De alguna forma interpelo directamente a mi proceso creativo, a mi obra, desde el título. Te di ojos, te di la vida, y decidiste mirar a la oscuridad, al lugar donde todo es posible, el más libre, el que los demás temen, y en el que no ves nada y avanzas a tientas. Es como si me dijera a mí misma: ‘Sé tan tú como quieras’. Detrás del título está el concepto del libre albedrío, y de la necesidad de encontrar un lugar irreverente, muy propio, para aquello que hago”, dice. Y también está el diablo, y los fantasmas.
No es casual que las protagonistas de esta historia sean mujeres, ni que vivan en una masía olvidada ni que sean imperfectas —estén incompletas—, ni que pacten con el diablo, ni que nadie las tuviera jamás en cuenta, porque precisamente Solà quería escribir sobre lo frondoso de cualquier mundo, esté o no al margen del mundo. “Sin una teoría feminista ni una mirada crítica no podría hacer lo que hago. Canto yo… empezaba con un héroe clásico, o lo que podría haberlo sido, que una página después estaba muerto. Y es entonces cuando la historia de todo lo demás se cuenta, por fin. Porque ¿cuántas veces hemos oído contar la historia del héroe? ¿Y qué pasa con todo lo demás todas esas veces?”, se pregunta la escritora. “Ha llegado el momento de mirar el mundo desde otras perspectivas”, dice, “y eso incluye narradores no humanos”, lo que dinamita también el caduco antropocentrismo, o la idea de que nada importa más que nuestra especie.
Irene Solà: una diabólica y tenebrosa inmersión en el folclore y en la historia [Juan Marqués | El Mundo]
4. Marta Marín: "Hago un homenaje a las mujeres que no pudieron ser lo que deseaban por su clase social"
A 'Diré que m'ho he inventat' la escritora relata la relación de una madre que no ama a su hija. [Alba Richart | El Nacional.CAT]
¿Es posible no amar a una hija? Pues sí, y esta es una de las premisas con las cuales parte Diré que m'ho he inventat (Edicions 62), la nueva novela de la escritora y actual directora del Born Centre de Cultura i Memòria, Marta Marín-Dòmine. Este relato, duro e incluso en algunos pasajes inquietante, profundiza en la mala relación entre una hija y una madre que sobrevive como puede durante el franquismo. Sin embargo, va mucho más allá de la relación filial; tal y como explica la autora, es un homenaje a las mujeres que tuvieron que renunciar a sus sueños por el hecho de pertenecer a la clase trabajadora.
Una historia triste, dolorosa, que rezuma verdad y con un lenguaje exquisitamente cuidado. Esta novela, que ha sido distinguida con el Premio Sant Joan 2023 de literatura catalana, destapa un tema tabú del cual no se había hablado nunca antes con tanta naturalidad. Una vez hayáis leído la historia, desearéis abrazar a esta mujer a quien le han privado del privilegio más bonito del mundo, el amor de su madre.
P. ¿El feminismo te ha ayudado a entender el rechazo de la madre hacia su propia hija? R. Yo viví mi juventud bajo la influencia del feminismo norteamericano, que trabajaba mucho con la idea de recuperar justamente lo que se consideraba el cuerpo simbólico de la madre como una idea de recuperar aquello que había sido invisibilizado, menospreciado, despreciado, mitificado. Este feminismo me llevó a entender cómo una mujer podía desear ser madre, pero que, en cambio, una vez llevado a cabo este deseo, podía ser totalmente contrario a lo que ella había deseado, porque no era nada fácil.
5. Emilia Pardo Bazán, pionera de la literatura policiaca española
La novela está narrada en primera persona por el propio protagonista y la autora lo dota de una petulante ironía. [Mauricio Bach | The Objective]
Lo que quizá muchos no sepan sobre Emilia Prado Bazán es que entre la ingente obra literaria que escribió, hay una novela corta, titulada La gota de sangre y publicada en 1911 que la convierte en una de las pioneras de la literatura policiaca en nuestro país. Ahora la rescata Siruela en una edición con prólogo de Alicia Giménez Bartlett y bonita portada con una lustración del norteamericano Edward Penfeld, que en la época de doña Emilia era el editor artístico de la revista Harper’s e ilustró muchas de sus cubiertas.
La gota de sangre es sin duda la primera narración policiaca escrita en España por una mujer, pero además el especialista en el género Salvador Vázquez de Parga consideraba que era la primera obra española que presentaba de forma clara elementos propios del relato policial. Hay un antecedente decimonónico, El clavo de Pedro Antonio de Alarcón, pero en ese caso el elemento de misterio criminal está sobre todo al servicio de una retorcida trama amorosa.
BREVES
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