Hallado en Córdoba un poema de Virgilio grabado en un ánfora romana
Clipping | 20 de junio de 2023 | #132
Los expertos califican el descubrimiento de “excepcional” al ser la primera vez que se localizan versos en un recipiente comercial del poeta con el que los niños aprendían a leer en la escuela. [Vicente G. Olaya | El País]
En octubre de 2016, los arqueólogos hallaron sobre la superficie del yacimiento de Noguera, a escasos metros de la aldea de Villalón (Fuente Palmera, Córdoba), numerosos fragmentos cerámicos, tanto constructivos (tejas) como no constructivos (cerámica ibérica o romana), además de trozos de ánforas para el aceite de hace unos 2000 años. Entre ellos, uno que les entregó Francisco Adame, un vecino de la zona, que había reparado en que uno de aquellos pedazos tenía unas letras grabadas.
Ahora, el informe Las Geórgicas de Virgilio in figlinis: a propósito de un grafito ante cocturam sobre un ánfora olearia bética, que publica este martes la Journal of Roman Archaeology, de la Universidad de Cambridge, desvela que entre aquellos restos se localizaron los primeros versos del poema Las Geórgicas de Virgilio, autor cuyos textos se empleaban en Roma para enseñar a los niños a leer. Lo más llamativo, y lo que lo convierte en un hallazgo “excepcional”, es que los versos habían sido grabados además en la base de un ánfora. ¿Por qué?
Los expertos recuerdan que está constatada la presencia de niños en los talleres de fabricación de estos grandes recipientes en los ambientes rurales, lo que ofrece pistas sobre la autoría. Posiblemente fue realizado por un adulto para enseñar a leer a un pequeño o podría ser un niño que había aprendido de memoria los versos y los grabó. “La presencia del grafito dentro de la cadena de producción implica una alfabetización notable en el ambiente de las figlinae de la Bética, que contrasta con la visión clásica de un mundo rural aislado”.
¿Y qué pone en el texto? “Todas estas consideraciones nos llevan a un individuo suficientemente alfabetizado para escribir o para recitar poesía, pero no con la perfección de la ortografía, ya que comete varios errores”, reconocen Antonia Soler y Piero Berni. Sea como sea, el autor escribió de memoria: “Cambió la bellota aonia (procedente norte de Grecia) por la espiga fértil y mezcló el agua con la uva descubierta”, versos séptimo y octavo del primer libro de Las Geórgicas, que fueron escritos en el 29 a. C.
2. «La cultura es la única manera de crear un verdadero entendimiento entre los seres humanos»
El escritor Theodor Kallifatides (Grecia, 1938) acaba de publicar ‘Un nuevo país al otro lado de mi ventana‘ (Galaxia Gutenberg), un breve diario dividido en pequeños capítulos sobre detalles de su experiencia vital en Suecia. [David Lorenzo Cardiel | Ethic]
P. Lleva más de cuarenta libros a sus espaldas en los que ha recorrido todos los géneros literarios, desde la poesía a la narrativa, pasando por el ensayo y el teatro. ¿En qué momento de su vida decidió entregarse a la literatura R. Bueno, en realidad no lo sé, pero sentí la magia de escribir ya de niño, cuando presencié la ejecución de un aldeano por parte de los alemanes que ocuparon Grecia. Fue en 1943. Desde entonces he sabido que no puedo vivir sin escribir.
P. Además de su dedicación a la literatura, también ha sido profesor en la universidad y ha hecho cine. De hecho, dirigió una película y ha escrito guiones cinematográficos. ¿Existe interlocución entre los géneros artísticos, como entre el cine y la literatura, por ejemplo? R. Ciertamente hay una conexión entre las diferentes maneras de contar una historia. Aprendes tanto de los grandes escritores como de los grandes directores de cine. Fíjese, por ejemplo, en cómo Ingmar Bergman escenifica una escena o cómo lo hace Almodóvar.
P. Acaba de recoger la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes en Madrid. ¿Qué nuevos proyectos lleva en mente Theodor Kallifatides? R. Bueno, es bastante tarde en mi vida. No sueño con nuevos libros, pero probablemente escribiré pequeños ensayos sobre justicia social, igualdad. Ahora mismo estamos como en el poema de Cavafis, esperando a los bárbaros.
3. El Club Psicodélico de Harvard: los 'viajes' lisérgicos que cambiaron el mundo
A principios de la década de los sesenta, la Universidad de Harvard empleó LSD en un grupo de estudiantes voluntarios con la intención de investigar mejoras en la salud de los enfermos mentales. Cuando sus responsables se quisieron dar cuenta, habían transformado la cultura occidental. [Eduardo Bravo | EPE]
Desde mediados de los años 50, la experimentación con enteógenos, frecuente en otras culturas, había comenzado a llamar la atención de los occidentales. En 1954, el escritor Aldous Huxley había publicado Las puertas de la percepción, colección de ensayos sobre sus experiencias con mescalina. Tres años después, la revista Life publicó un amplio reportaje en el que el banquero y micólogo aficionado R. Gordon Wasson contaba el viaje que había realizado en 1955 al sur de México para convertirse en, según él, el primer hombre blanco en ingerir "hongos divinos".
"A finales de los sesenta y principios de los setenta, entre la adolescencia y mis veinte años, exploré un poco los psicodélicos. Esa fue una de las razones por las que me interesé en la meditación, la espiritualidad y las filosofías religiosas. Posteriormente, en la década de 1980, cubrí como periodista temas de religión, espiritualidad y escribí mucho sobre los cultos, las sectas y los nuevos movimientos religiosos y sociales que surgieron de la contracultura psicodélica de esa época", explica Don Lattin, colaborador habitual de The New York Times, The Wall Street Journal o The San Francisco Chronicle, que acaba de publicar en castellano El club psicodélico de Harvard (Errata Naturae, 2023).
4. Mar García Puig: "Nadie habla de lo presente que está la muerte cuando das a luz un hijo"
La autora cuenta en 'La historia de los vertebrados' la “locura” que sufrió tras el parto de sus mellizos, un trastorno que sufren otras muchas mujeres y “que se conoce muy poco”. [Braulio Ortiz | Diario de Sevilla]
A Mar García Puig le conmueve un detalle en las últimas horas de Sylvia Plath, cómo la poeta norteamericana preparó unos vasos de leche para sus hijos antes de encender el horno con el que acabaría con su vida. "En esa escena se conjugan los grandes temas universales con la cotidianidad más pequeña. Tú puedes pensar en la muerte, pero también tienes que cortarle las uñas a tu bebé, por ejemplo", sostiene la editora, escritora y política (Barcelona, 1977). García Puig sabe de lo que habla: como confiesa en el arranque de La historia de los vertebrados, la novela que publica en Random House.
“Mucha gente me decía: Ay, otro libro sobre la maternidad. Mira, yo he leído sobre el amor romántico toda mi vida, y sobre la guerra Civil, y la Primera Guerra Mundial, y la Segunda... Y me parece muy bien, yo no creo que haya demasiados libros sobre nada. Se insiste en que los temas vinculados a las mujeres son nichos de mercado, pero la maternidad nos afecta a todos. Uno de los retos de este libro era romper con esto. Que lo recomendara Juan José Millás, por ejemplo, que lo lean hombres, y mujeres que no quieren ser madres, me indica que lo hemos conseguido. Al fin y al cabo, es un libro sobre el miedo y la locura, algo que nos concierne a todos. Volviendo a Sharon Olds y esa experiencia de cuidar a un hijo, ¿acaso eso no habla sobre la vulnerabilidad?”
5. 'Diario del ladrón', de Jean Genet: la leyenda del santo delincuente
Este es un libro feroz y, al tiempo, de una ingenuidad pasmosa; tan lleno de piojos como de ternura. [Ricardo Menéndez Salmón | EPE]
En un texto que se construye antes como un palimpsesto que al modo de una estructura osificada, y que posee mucho de fragmentario y caprichoso en el empleo del tiempo, merece especial reconocimiento el periplo español de Genet. En efecto, Diario de un ladrón (Cabaret Voltaire) se alimenta, en su primera parte, casi exclusivamente de las andanzas españolas del protagonista, con Barcelona y Andalucía como epicentros, y ofrece un retrato fascinante, por momentos goyesco, de cómo era nuestro país a comienzos de los años 30 del siglo pasado, cuando el autor lo recorrió como un jovencísimo mendigo mientras comenzaba a construir las perspectivas legendarias por llegar.
El interés de este retrato de España va en realidad mucho más allá del cronomapa que ofrece, pues Genet llega a metabolizar el país hasta el punto de convertirlo en una suerte de órgano personal, sensación subrayada gracias a la contundente imagen con la que "Diario del ladrón" se clausura: "Esa región de mí mismo que he denominado España".
BREVES
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