Marcos Giralt Torrente: "La recalcitrante derecha española está negando ciertos reconocimientos básicos"
Clipping | 20 de julio de 2023 | #153
Su último libro, 'Algún día seré recuerdo', comprende textos diversos de entre los que ha publicado en medios diferentes [Juan Cruz | EPE]
Tiempo de vida tuvo un gran éxito, y no sólo marcó su propia literatura sino que fue ejemplo para quienes, también por entonces, afrontaron la literatura autobiográfica que tuviera al padre como figura central. Este libro nuevo, Algún día seré recuerdo, por ejemplo, que comprende textos diversos de entre los que ha publicado en medios diferentes, es consecuencia también de esa manera de abordar la vida como escritor: partiendo de lo que a él mismo le sucede, como memorialista, como lector y como autor, rabiosamente personal, asustado ante el mundo pero sabiéndolo contar como si ya hubiera vivido otras edades diferentes.
P. ¿Entonces podríamos decir que en 2007 nació otro escritor en usted R. En cierto modo, sí. Estilísticamente di un salto, digámoslo así. Yo antes casi imitaba a Javier Marías, pero luego su prosa se fue amanerando y fue tejiendo una especie de selva idiomática. En París y en Los seres felices se nota ese fraseo de subordinadas largas, que viene de Marías y de Juan Benet, y luego me despojé de él y empecé a ser más auténtico o a sonar menos elaborado. Digamos que mi prosa ya es más simplificada. De Javier Marías aprendía muchas cosas: a emplear narradores en primera persona, sin que fueses tú, a narrar con elegancia… Con Javier estuve muy unido y luego, cuando se enfadó con Jorge Herralde, no entendió que yo siguiese en Anagrama. Creo que él jamás me lo perdonó. Pero desde entonces seguimos también tratándonos con afecto.
P. ¿Cuál es el límite de la memoria contada? R. La memoria es un relato que nos contamos a nosotros mismos. La memoria es la sustancia sobre la que la imaginación trabaja. Estamos nosotros y los otros y… no sé cuál es límite. Hay que explorar la memoria y ya está.
2. En un lugar de Moyano
Entre casetas y viejos libros que aguardan a ser descubiertos resiste, aún, el lugar más vivo de Madrid. Es la Cuesta de Moyano. [Andrés Trapiello | Ethic]
Acaba de morir Alfonso Riudavets. Fue, creo yo, uno de los libreros de viejo con más carácter que ha dado España en los últimos setenta años. De la Cuesta de Moyano, la Feria de libros viejos de Madrid, sin ninguna duda. Desde luego el que tenía un carácter más dibujado y cortante, al aguafuerte. Venía temiéndose su muerte desde hacía unos meses, pero esta se barruntaba más por su edad, a punto de cumplir los noventa, que por su ímpetu y ánimo, incólumes hasta el final. Estuvo atendiendo su negocio hasta dos semanas antes de la muerte. Su caseta era la más concurrida de las treinta que forman esa especie de tren libresco acostado en las tapias del Botánico. Surtía de libros viejos a otros libreros de Madrid que acudían allí cada mañana.
Al contrario que a tantos colegas suyos, no le aquejaba la melancolía, no le reconcomía el ánimo de pensar que había vendido a desprecio joyas de valor incalculable. Sabía que todo el mundo hacía negocio con él, pero las ansias de la codicia no le atacaban. Tal como le entraban los libros por la mañana, se le iban en dos o tres horas, y por la tarde aquello estaba ya muy floreado. A la mañana siguiente reponía el «género», y vuelta a empezar. Él, que compraba al peso cantidades ingentes de «género», echaba todo aquello a su tablero con la misma alegría. Ha descrito uno varias veces esa escena. Aquello parecía una almadraba. Los libreros de viejo que venían a surtirse y una docena de bibliópatas asiduos, alguno de estos verdaderamente desquiciados y cleptómanos, se agolpaban alrededor tratando de arrebatarle al vecino tal o cual ejemplar raro. Y los libros saltaban entre las manos ansiosas como atunes.
3. Louise Glück y Mahmud Darwish: pensar con palabras, pensar las palabras
Coinciden en librerías dos volúmenes en los que Glück y Darwish, dos de los mayores poetas contemporáneos, exploran sus procesos creativos. [Jordi Doce | El Mundo]
Así que bienvenidos sean estos Ensayos completos (Visor Libros, 2023) de la poeta Louise Glück (Nueva York, 1943), que nos dan a conocer la otra cara de su proyecto creativo. Se reúnen aquí los dos libros de "essays on poetry" que ha editado hasta ahora: Demostraciones y teorías y La originalidad americana. Como en los casos de T. S. Eliot o Seamus Heaney, su carácter misceláneo -prólogos, conferencias, reseñas- no desfigura la poderosa unidad del conjunto. Hay en ella una veta autobiográfica que es la prueba del algodón de sus sondeos críticos, el término de comparación que colorea o confirma sus intuiciones lectoras.
También para Mahmud Darwish (Acre, 1941-Houston, 2008) la poesía fue un viaje transformador, vida que se mira en el espejo de las palabras para cuestionarse, examinar alternativas y cambiar de rumbo. En El poeta troyano (Ediciones y del oriente y del mediterráneo), la escritora y traductora Luz Gómez ha reunido cinco entrevistas o "conversaciones" con el poeta palestino en las que Darwish, lejos ya de sus inicios como poeta "de resistencia", asume con naturalidad su "derecho a una evolución hacia posiciones de universidad poética".
4. “El lenguaje puede salvarnos”
Ulloa Donoso explora en ‘Yo maté a un perro en Rumanía’ el deseo de comunicar. [Helena Gómez | La Vanguardia]
Yo maté a un perro en Rumanía (Almadía, 2023) es la primera novela de la escritora peruana –emigrada al norte de Noruega, como su protagonista– Claudia Ulloa Donoso (Lima, 1979). “Siempre he tenido una fascinación por el lenguaje, vengo de una familia de mujeres que hablan mucho, y yo de pequeña me pasaba el tiempo escuchando y observando todo”. Por ello explora el deseo de comunicar intrínseco en el ser humano y en el animal.
A lo largo de la obra, dividida en cuatro partes, dos voces narran un mismo viaje, que resulta muy distinto en cada una, pero ambas lo hacen a través de un alud de palabras sin filtro, en párrafos muy largos. Habla el pensamiento de los personajes, tal como se escribiría si lo transcribiéramos de la misma forma en que nace. “Algunas personas me han dicho que les incomoda, que en ocasiones han pensado en abandonar esta lectura. Pero los personajes solo dicen cosas que yo he escuchado centenares de veces en la calle. Están redactados en primera persona, pero no debe malinterpretarse, el libro no es machista”. Ulloa Donoso reconoce que “si no fuera una ficción, nadie se sentaría a tomar un café con alguno de los personajes, tan antipáticos. Pero, al leerlos, se pueden descubrir otros matices”.
5. Te llamaré Viernes, de libro a librería
“Queríamos integrar algo más al mundo del libro, al que ambas pertenecemos desde hace muchos años, y pensamos en el vino porque nos parece un buen compañero de viaje para la literatura”. [Rocío Wittib | Zenda]
Entre los muchos homenajes que se le pueden hacer a una escritora, darle el nombre de una de sus novelas a una librería quizá sea uno de los más bonitos. Eso es lo que decidieron hacer Paulina Cossi y Paola Lucantis con Te llamaré Viernes, la librería recientemente inaugurada en el barrio porteño de Belgrano que debe su nombre a la segunda novela de Almudena Grandes.
Ambas trabajaron durante décadas en el Grupo Editorial Planeta, Paola como editora principalmente del sello Tusquets y Paulina en comunicación y prensa. Durante esos años fue cuando nació la relación con Almudena Grandes. De hecho, cuentan, fue la primera en enterarse de que iban a dejar la editorial para montar la librería. “Cuando le pedimos a Almudena prestado el nombre no dudó ni un momento. Su respuesta fue una muestra de la generosidad y el amor que la caracterizaban. Se sintió muy honrada, iba a estar en la inauguración, le hacía mucha ilusión”.
6. Andrea Reyes, ilustradora literaria: "La poesía es lo más difícil de ilustrar"
Andrea Reyes Pardo, combina su trabajo como librera en Ciento Volando con sus ilustraciones. [Carmela García Prieto | EPE]
Vinculada de una forma u otra con el día a día de los libros, su primer trabajo de librera fue en 2021 en Cafebrería. Ahora se ha enamorado del oficio que sigue desempeñando en Ciento Volando y que combina con sus ilustraciones. Amante precoz del dibujo, también ha tenido "suerte": "Mis padres nunca me han cortado las alas en el sentido artístico o creativo". Su trabajo de fin de grado fue un cómic que la introdujo en la ilustración literaria y su primer encargo fue Cartas a mi madre por Navidad, de Rainer Maria Rilke, para la editorial Encuentro.
BREVES
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'La Nau dels bojos’, editado por la UV, premio Joan Lluís Vives
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