Muere Antonio Gala, el último icono del éxito literario del siglo XX
Clipping | 29 de mayo de 2023 | #116
El autor de 'La pasión turca' fallece a los 92 años en el convento cordobés donde creó una fundación para impulsar a jóvenes creadores y donde se 'enclaustró' voluntariamente hace 15 años. [Antonio Lucas | El Mundo]
Hubo un tiempo en España en que Antonio Gala lo hizo todo. Pero un día, descifrando bien el mensaje de los vientos, decidió retirarse. Fundó una fundación con su nombre para jóvenes creadores en un enlaberintado convento cordobés del siglo XVII y allí cumplió -en 3.500 metros cuadrados- con su lenta retirada a tiempo, mientras favorecía a poetas, narradores, dramaturgos, músicos y artistas a los que asumió como su descendencia. La fundación ha sido su obra más intensa. Y será, probablemente, la más duradera.
Antonio Gala, sin pretenderlo, fue el último sujeto pop de su generación. Un tipo que supo leer los apetitos de un tiempo ya diluido. Decidió disolverse en las brumas de sí mismo, huyendo del exhibicionismo de la decrepitud. Centró su entusiasmo de la última década y media en la fundación. Y allí desplegó una generosidad discreta, callada. Fue quitándose de todo: de la gente, de los periódicos, de las cámaras, de las entrevistas, quizá de la escritura. En su amplia celda del convento acumuló decenas de cuadernos escritos con letra de hormiga. Algún día saldrá algo de aquello.
Antonio Gala, el hombre generoso [Ben Clark | El Confidencial]
En la España sin freno de principios de siglo, cuando todo el mundo invertía en el ladrillo, Antonio Gala invirtió –y consiguió que muchos otros invirtieran– en el futuro de la creación de este país. Y hay que recordar que podría haberse ahorrado el esfuerzo, podría haberse dedicado, simplemente, a vivir tranquilo y a escribir. Más de veinte años después, es fácil congratularse y estar de acuerdo en que fue una buena idea: allí están los premios más importantes en todas las disciplinas artísticas que han desarrollado los más de trescientos residentes que han disfrutado de la beca; allí están las carreras de escritoras y escritores, de compositores, de artistas plásticos y de poetas que recibieron el primer impulso, el primer —y a veces único— "creo en ti" de sus carreras.
Antonio Gala: somos lo que leemos [Manuel Pimentel | Cordópolis]
Que somos lo que leemos, dicen con razón, y a él lo leímos y mucho, pues fue de los escritores más admirados del siglo XX y principios del XXI. Generoso, impulsó en Córdoba la Fundación Antonio Gala en apoyo de jóvenes talentos artísticos, que desarrolla su actividad en el bellísimo edificio de Ambrosio Morales, antiguo convento del Corpus Christi.
2. Las editoriales indómitas en la Feria del Libro de Madrid
Un grupo de editoriales valientes y audaces que desafían las convenciones han traído al Retiro un catálogo diverso y vibrante que desafía cualquier expectativa. [Carmela García Prieto | EPE]
Esta aparición en la Feria del Libro de Madrid ha sido un caballo de Troya del Festival POETAS, para demostrar con una fusión de arte y literatura hasta dónde puede llegar el talento creativo a la hora de explorar lenguaje y formato. POETAS, coordinado por Pepe Olona, arranca el 30 de septiembre en el Ateneo de Madrid con una programación ininterrumpida de iniciativas, tanto nacionales como internacionales, que juegan con las formas posibles de concebir y consumir la literatura.
Las Editoriales Indómitas eran el invitado esencial que faltaba en la fiesta de los libros. Ellas no se consideran revolucionarias, a menos que la revolución sea pasárselo bien y es que, a pesar de las lluvias torrenciales, su puesto ha estado permanentemente sediado por curiosos, expertos, amigos y satélites. Por el pabellón han pasado artistas de la talla de Alberto García-Alix y algunos referentes de la ciudad como Ajo, Javier Corcobado o Violeta Gil, que fueron por unas horas libreros del stand con más personalidad de la Feria, han disfrutado de la diversión inherente a expresarse sin ningún tipo de frontera, ni de norma.
3. Jumpa Lahiri: "Los escritores estamos para hacer que los lectores lleguen al borde de algo, sin dejarlos caer”
Una de las maestras actuales del relato, con un Pulitzer en casa, la escritora angloamericana se estrena escribiendo en italiano con su nuevo libro, 'Cuentos romanos'. [Juan Cruz | EPE]
Otra vez cuentos y otra vez Jumpa Lahiri, esta vez traducida de un idioma próximo (en italiano, su idioma ya, vertido al español por Carlos Gumpert) en los que nos devuelve a aquellos misterios en los que cada una de los personas está a punto de caer en un abismo, aunque son salvadas no sólo por la ficción que los rescata sino, quizá, por el ánimo de la autora, que sabe e interpreta los abismos del sufrimiento, los compadece o los domina.
“Para ser capaz de escribir en italiano tuve que leer muchas novelas, poesía… para ser capaz de entender el idioma, su emoción y sentimiento. Leí a Dante, a poetas del siglo XX como Montaigne, Ungaretti… Mi estilo proviene de la sensibilidad de lo que esté leyendo y del contexto que me rodea. Porque yo no hubiese podido escribir en italiano sino me hubiese ido a Italia y no hubiese ido al supermercado y no me hubiese subido al autobús para escuchar las conversaciones de la gente. No se puede escribir desde lo alto de una torre, mirando cómo se ve todo a lo lejos. Tal vez por eso mi escritura en italiano tiene un sabor raro, o no sé cómo decirlo. Pero también tiene un sabor raro mi escritura en inglés. Mi escritura es un híbrido”.
4. Eloy Sánchez Rosillo, poeta de la claridad
THE OBJECTIVE conversa con el poeta sobre vida y literatura tras la publicación de ‘El sueño cumplido’, que reúne sus reflexiones sobre la creación poética. [Mauricio Bach | The Objective]
Poco dado a teorizar y elucubrar sobre poesía, acaba de publicar El sueño cumplido (Tusquets), que reúne sus reflexiones en prosa y verso sobre la creación poética, además de algunas entrevistas seleccionadas. El libro arranca con un texto bellísimo, Garabatos de poética, en el que evoca su trayectoria vital, repasa lo que la poesía ha significado en su vida y esboza algunas reflexiones sobre su forma de entenderla.
“Podría parecer un poco contradictoria la publicación de este libro, tal como usted lo formula. Pero debo decir que yo no me he negado nunca a hablar de mi poesía (si bien tampoco es mi tema predilecto). Lo que he evitado siempre es urdir teorías sobre ella o sobre la poesía en general («Gris es toda teoría y verde el árbol dorado de la vida», decía Goethe). Cualquiera que se acerque a El sueño cumplido se percatará enseguida de que no se trata de un volumen teórico y sesudo, sino de un libro en el que hablo de forma sencilla y directa, sin intrincados intelectualismos, de mi experiencia de la poesía, una experiencia larga y que arranca de muy lejos, ya que empecé a escribir poemas a los 17 años y aún sigo en la brecha”.
5. Todos los escritores deberían trabajar en una librería
Cuánto ganaría la literatura si los autores se ocuparan alguna vez de las casetas de la feria del libro. [Carlos Pardo | El País]
Aclarémoslo: un librero es más parecido a un psicopompo, aquel que ayuda a cruzar a las almas de este mundo hasta el reino de los muertos; en este caso el de las devoluciones a las distribuidoras. El librero conoce la exacta temporalidad de un libro. La brevedad de la fama. Es a la vez un entusiasta y un descreído. ¿Y los escritores? Solemos pensar que los escritores de la Feria son aquellos que convocan largas colas en sus firmas. Pero a veces, escritor es aquel que coloca las pilas de esos libros que otro, quizá un ratón de felpa, firmará. Sí, algunos de los escritores más brillantes que he conocido han trabajado durante muchos años en la Feria, como de incógnito. Alana S. Portero empieza a sonar como fenómeno editorial por La mala costumbre (Seix Barral) y yo la recuerdo, hace una década, cargando cajas y cajas de libros (firmas, reemplazos, devoluciones) hasta alcanzar el summum de esta profesión: desprenderse del ego.
Y aquí va una recomendación seria y meditada: una ayuda institucional, a ser posible bien pagada, para que escritores realicen unas prácticas en las librerías de la Feria del Libro de Madrid. En cada feria, grande o pequeña, de cada rincón de este país. Repito: prácticas de librero, pero bien pagadas. Y eso que ganaría la literatura.
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