Sigilo, una editorial con suerte
Clipping | 16 de mayo de 2025 | #529
Con una historia atravesada por la lectura, el azar y la vocación, Maximiliano Papandrea ha impulsado uno de los sellos más influyentes en el circuito literario independiente. [Damián Huergo|Coolt]
En el 2008 Maxi empieza a corregir para La Bestia, que traducía y publicaba libros de la talla de autores como Robert Bazlen, Muriel Spark y Pritchett, inéditos o perdidos en el mercado editorial hispánico. Unos años después renuevan el equipo de La Bestia, y llaman a Matías Serra Bradford como editor, y Maxi empieza a trabajar como coordinador de producción y post producción. “Cuando me voy de La Bestia, coincide con que mis padres vendieron una propiedad y nos dieron a cada uno de los hijos una parte para que compráramos una casa. En lugar de comprarme una casa puse una editorial”.
“Sigilo me lo trajo mi gran amigo Benjamín Labatut. Él tuvo una etapa donde investigó a fondo la tradición de la magia. Me había hablado de un procedimiento mágico que se llama “hacer un sigilo”, un rito que tiene una dimensión gráfica, porque sigil significa sello. Buscando nombres me acordé de eso que me había contado Benjamín, y dije: Sigilo. Me interesó que tuviera que ver con la magia, que sea una palabra ultra literaria que aparece en muchos libros, que todos conocemos pero nombramos poco, que no es ni extravagante ni demasiado común. Y además, obviamente, tiene que ver con la circulación sigilosa que tienen la literatura y los libros”.

“Cuando conocí a Adam Blumenthal, ya había traducido cinco libros de Bolaño, a Schweblin, Aira, Saer", dice Maxi. A finales de 2016 me cuenta que se está yendo a España a estudiar un seminario de edición. Yo lo llamo para pedirle que me ayude a hacer llegar los libros de Sigilo a las librerías españolas, especialmente El peregrino, que me lo pedían todo el tiempo, y él me respondió: "¿Y por qué no pensamos algo mejor?". Así empezó Sigilo España.
“Si algo une a todos los libros que publicamos es que según mi criterio están bien escritos. La relación con la frase, con el párrafo, con el empleo de la palabra, que sean voces originales, es importante para la editorial, y también no dejarse guiar por fórmulas. ¿Qué es la buena escritura? No lo sé. La buena escritura puede estar hecha de muchas cosas distintas. Lo que se puede identificar es la mala escritura, donde la página no vive. En Sigilo buscamos páginas que vivan”.
2. Luis Chaves y las cosas que no le importan a un poema
Luis Chaves sabe que algunas cosas son lo que parecen y su escritura se rinde ante la evidencia. No todo será dicho, no todo tiene por qué decirse, no son suficientes las palabras y sin embargo seguimos usándolas. [Andrea Calamari|Jot Down]
No se puede manejar la frustración familiar. Las decepciones son mutuas, van y vienen, nadie es quien debiera ser en una familia; ese mundo de los afectos es campo minado. Transcurrían los años noventas y el joven poeta de entonces no se parecía en nada al Luis Chaves que vino después —a los sucesivos que fueron llegando detrás de un personaje/narrador con idéntico nombre al autor—, capaz de desencadenar imágenes y emociones a partir de un pequeño grano en la rodilla que se vuelve cicatriz. No. El aspirante a poeta leyó a César Vallejo y se le pegó su voz: «Escribía vallejiano, hiperdegradado, imposible de imitar». Vallejiano fue su primer libro y fue a mostrárselo a su madre, orgulloso, sin sospechar que aquella primera crítica sería decisiva para su carrera.
Cuando la madre de Luis Chaves murió, el poeta tardó más de dos años en escribir sobre ella. Ese personaje siempre presente en su escritura —como las otras mujeres de la familia, esas mujeres que habitan y marcan las casas con su presencia— no dejaba asirse del todo: «De lo poco que hablamos/queda lo que no se dijo».
La literatura de Luis Chaves está hecha con palabras pequeñas que generan imágenes instantáneas. Polaroids que suelen partir de los recuerdos. ¿O será la memoria? Sabemos que no son lo mismo. ¿De qué hay recuerdos? ¿De quién es la memoria?, se pregunta Paul Ricoeur y nos deja la duda sobre esa extraña relación entre el objeto y el sujeto. ¿Acaso puede haber recuerdo más allá de quien rememora, despojado de su imaginación y de esas trampas que van tejiendo el tiempo y el lenguaje? Los recuerdos son mucho más que la representación presente de una cosa ausente, son punto de partida y movimiento, son anclaje y cadencia. Las imágenes evocadas del devenir cotidiano se dejan ver en el lenguaje sin forzar las palabras.
3. ‘El Eternauta’, una parábola que anticipa las tragedias de su autor, Héctor Germán Oesterheld, y de Argentina
El creador del cómic que dio origen a la serie del cineasta Bruno Stagnaro protagonizada por Ricardo Darín fue secuestrado y desaparecido junto a sus cuatro hijas por la última dictadura argentina. [Ana Delicado Palacios|El Salto]
“Era un tipo humanista, un artista y un escritor muy creativo”, cuenta a El Salto la periodista Alicia Beltrami, una de las coautoras del libro Los Oesterheld (Sudamericana, 2016), que reúne más de 200 entrevistas realizadas durante cinco años de investigación. “Era bondadoso, solidario, se fijaba siempre en el otro. Así fueron educadas sus hijas”.
Oesterheld fundó con su hermano Jorge la Editorial Frontera, que alumbró sus primeros personajes de historieta. Uno de ellos fue el Sargento Kirk, un soldado desertor del Ejército estadounidense que se une a los indios, en una propuesta precursora que Hollywood no se atrevería a explorar hasta la década de los 70.
Las misivas familiares a las que accedieron las autoras de Los Oesterheld permiten también entender el viaje transformador que experimentó el guionista a lo largo de su vida. “Pasó de ser un intelectual humanista que iba cambiando su percepción ideológica del mundo a un militante político activo, pero siempre con la historieta como herramienta pedagógica y militante”, describe Beltrami.
4. Tsitsi Dangarembga: “Si te negabas a recibir una educación colonial, te relegaban a reservas como animales”
Desde el año pasado, la propia Biblioteca Nacional de España se encuentra entre sus clientes, uniéndose a numerosas bibliotecas en todo el estado. [Sarah Babiker|El Salto]
La imposibilidad de “existir plenamente” de las personas provenientes de países africanos con apartheid es un concepto que Tsitsi Dangarembga (Rodesia del Sur, actual Zimbabue, 1959) analiza desde diversos ángulos en Mujer y negra (Plankton Press, 2025). Este existir con restricciones no solo se da entre los ciudadanos que han sufrido la segregación en Sudáfrica o Zimbabue, sino también entre sus descendientes de la diáspora y los nietos de los nietos que fueron forzados a cruzar el Atlántico en barcos, como mercancía.
“Soy una refugiada existencial”, confiesa la autora, cuya primera herida es el imperio, que destruyó la cohesión social, los sistemas políticos y las subjetividades de “personas negras convertidas en recipientes de un discurso imperial”.
5. 'La indómita especie humana': cuando los fósiles se cruzan con la geopolítica
El escritor y periodista Frank Westerman firma un libro tan fascinante como inquietante sobre la historia de la evolución. [Preslava Boneva|The Objective]
¿De dónde venimos? ¿Qué nos hace humanos? ¿Y qué dice de nosotros nuestra obsesión con estas preguntas? En su decimoquinto libro, La indómita especie humana. Tras las huellas de nuestro origen (Abada Editores, 2025), el periodista Frank Westerman (Emmen, Países Bajos, 1964) no se limita a la investigación de los huesos ya encontrados. Lo suyo es una excavación de las motivaciones humanas detrás del deseo de entendernos a nosotros mismos. El resultado es una obra tan fascinante como inquietante, que mezcla ciencia, historia, antropología y vivencias personales con la agilidad narrativa de un periodista curtido en conflictos y trincheras.
BREVES
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ARGENTINA
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Feria del Libro: austeridad obligada [Página 12]
Erri de Luca: “El escritor puede ser un instrumento de la voz de los demás” [Tiempo Argentino]
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Por Rocío Wittib