Síndrome Houellebecq: el libro de las patologías occidentales
Clipping | 31 de mayo de 2023 | #118
Anagrama publica ‘Más intervenciones’, una nueva recopilación de los textos y pensamientos controvertidos de la estrella de la literatura francesa. [Galo Abrain | The Objective]
Más intervenciones, recientemente publicado por Anagrama para hispanoparlantes, es el resultado positivo de cara a las pruebas psicológicas que le han hecho a la literatura. Es, básicamente, una ampliación de aquellas Intervenciones, que ya se publicaron en España allá por 2011.
Este nuevo libro nos pone de frente a los patinazos que su autor huele en la conciencia occidental: «Minados por la obsesión cobarde de lo politically correct, pasmados por una marea de seudoinformación que les proporciona la ilusión de una modificación permanente de las categorías de la existencia, los occidentales contemporáneos ya no consiguen ser lectores; ya no logran satisfacer la humilde petición de un libro abierto: que sean simplemente seres humanos, que piensen y sientan por sí mismos».
Más intervenciones no olvida tampoco un recurso en el que Houellebecq se ha desenvuelto menos de lo esperado: la entrevista. Hay varias a lo largo de las 361 páginas del libro, pero cabe destacar una muy sonada que tuvo con su amigo Frédéric Beigbeder, donde despacha ideas originales y enriquecedoras, por ejemplo, al hablar de sus viajes a lugares donde no se habla francés: «Necesito ser el único que habla mi idioma. Durante todo el día, no lo uso. El francés está reservado a la escritura, eso me ayuda a concentrarme».

2. Bibiana Collado Cabrera, escritora: «Me gustaría que este libro nos sirviera para pensar juntas»
La autora de «Yeguas exhaustas» presenta la novela estos días en Galicia; este miércoles estará en A Coruña, el jueves en Ourense y el viernes en Santiago. [María Doallo | La Voz de Galicia]
Yeguas exhaustas, su primera novela, vio la luz en febrero gracias a la editorial Pepitas de Calabaza y aspira a convertirse en uno de los libros del año. La publicación es un retrato de la vida en el rural y del salto a la gran ciudad; de la búsqueda de los sueños y de los obstáculos y las frustraciones que acarrea querer obtenerlos.
P. ¿Cómo describiría Yeguas exhaustas? R. Es un libro que pretende —a través de un lenguaje que se asemeja a la tradición oral, a la de los cuentacuentos de la historia de la literatura— hacer una especie de reflexión colectiva de qué es lo que nos está sucediendo como sociedad. La protagonista, Beatriz, que es yo pero que representa a tantas otras mujeres, está todo el rato cogiendo de la mano al lector y diciéndole, ven aquí y siéntate conmigo que te voy a contar y vamos a pensar juntas. Por eso me gustaría que esta novela fuera una obra que nos sirviera para empezar a generar nuestro relato conjunto.
“La verdad es que llevo mucho tiempo dándole vueltas a la idea de lo violento que es uno de los ejes de la novela. Serían dos: la violencia de género y la de clase. De hecho están presentes también en mis últimos poemarios, en los que reflexiono sobre distintos aspectos como el propio lenguaje, que es una herramienta con la que se nos censura completamente a las mujeres y nos hace dudar de nosotras mismas. Por todo ello, son entradas en las que yo ya había profundizado. Son temas que llevaba años arrastrando y de repente sentí que quería hacer algo que aunque fuera narrativo lidiara con la reflexión, algo que significase vamos a sentarnos a pensar juntas sobre lo que nos está pasando”.
3. Lyanda Lynn Haupt: «Estamos conectados a lugares y criaturas que nunca llegaremos a conocer»
La ornitóloga dedica su libro 'El estornino de Mozart' a Carmen, una estornina con la que convivió siete años. [Juan F. Samaniego | Climática]
P. Carmen vivió en su casa durante siete años, ¿qué aprendió de ella?
R. Hay tantas cosas que aprendí viviendo a diario con un estornino que nunca habría aprendido en un laboratorio. Vivir con Carmen me permitió salir de esa estricta forma académica de ver las cosas y me ofreció una narrativa útil y hermosa. Carmen me enseñó la amistad en los estorninos y fue mucho más que lo que yo había esperado.
P. ¿Conocer mejor al resto de seres vivos cambiará la forma en que nos relacionamos con la naturaleza? R. Eso espero. Creo que es maravilloso que estemos teniendo ese cambio en la ciencia, aunque es un poco tarde. Hace más de 150 años, Darwin sugirió que existía una continuidad psicológica entre los animales y el ser humano. Sin embargo, en la ciencia se impuso otra visión sobre la evolución de la racionalidad, dejando la consciencia como algo exclusivamente humano. La verdad, me parece bastante humillante que ahora, después de tanto tiempo, estemos redescubriendo algo que ya sabíamos. Muchas culturas lo han sabido, en especial, aquellas que estaban más conectadas con la tierra. Aun así, es maravilloso que estemos recuperando esa conexión. Nunca es demasiado tarde para observar el planeta con humildad. La forma en que nos percibimos a nosotros mismos en el mundo podría repercutir en la crisis climática y en nuestra relación con el mundo natural.
4. Carmen Madorrán: «El decrecimiento en energía es algo inevitable»
Necesidades ante la crisis ecosocial, el nuevo libro de Carmen Madorrán Ayerra (Plaza y Valdés Editores): ¿podemos aspirar a una vida buena en el siglo XXI? [Inés Alhambra Aragüés| Zenda]
“El decrecimiento en energía, por ejemplo, es algo inevitable, sobre todo para nosotros que vivimos en sociedades que disponen de una cantidad de energía inigualable, incomparable con otro periodo de la historia, y que, probablemente, sea mucho mayor a la que podamos tener el resto de nuestra vida. Desde esa perspectiva, el decrecimiento es, en términos materiales, una capacidad de disponer de menor energía, materiales y recursos. Pero el decrecimiento no es solo eso, la idea es cómo podríamos organizar ese escenario en el que haya una contracción energética de manera que sea sostenible y justa, que no nos veamos una vez más en un escenario desigual y mal repartido”.
“Tendríamos que verlo como algo que se vincula más bien a esa autocontención o a esa búsqueda de un equilibrio y una justicia tanto con el resto de los seres humanos que viven, no por casualidad, en las zonas más empobrecidas del planeta, como con el conjunto de los ecosistemas. No podemos ver el decrecimiento como una pérdida, debemos ser capaces de entender que en el escenario al que nos dirigimos hay cosas que van a decrecer, nuestra capacidad de disponer de energía es una de ellas. Pero no tiene por qué ser algo negativo, este proceso puede ir acompañado de otras cosas que nos enriquezcan y que son fundamentales, como podría ser la atención a las necesidades. Esto es lo que el ecofeminismo llama poner la vida en el centro”.
5. No todo es Feria, el delicado islote de papel de Paperground y Diego Lara
La librería y galería Paperground de Madrid, muestra estos días en sus mesas la obra del diseñador editorial Diego Lara. [Ana Esteban | El Asombrario&Co]
Es habitual en Paperground que en sus mesas se expongan algunos libros para consulta o simplemente para ser admirados, porque los fundadores de esta librería-galería de Madrid, la periodista Margherita Visentini y su socio el fotógrafo Asier Rua, son también editores y querían recoger el espíritu de las ferias efímeras donde se dan a conocer publicaciones y revistas sobre arquitectura, interiorismo, diseño, fotografía, arte o naturaleza que no tienen una gran distribución.
Diego Lara, diseñador de proyectos de arte, fotografía e ilustración, y coordinador de la editorial MadLibro, ligada a esta revista, es también el responsable de la identidad visual de la librería. “Estoy muy contento con este trabajo,” comenta, “porque además de la simbología en el logotipo de dos libros que se unen, como los dos agentes Asier y Margherita con sus dos editoriales, RUA y The magazine Club, la tipografía se hizo a medida y concuerda con elementos como el mobiliario y la rejería amarilla; todo es muy modular, geométrico, y así la marca y la experiencia del lugar cobran sentido para mí como diseñador”.
6. Josep Franco y Raquel Casas entre los ganadores de los premios València 2023
Se han presentado 422 obras en las modalidades de narrativa, poesía, ensayo y novela gráfica. [Jana Oteo Carceller | La Vanguardia]
En la modalidad de narrativa en valenciano del premio València ha ganado Si tenim vida i salut del escritor, traductor y educador Josep Franco. En castellano, ha sido la novela Tan tonta del joven autor Carlos Catena Cózar la que se ha llevado el galardón. Los poetas Raquel Casas Agustí y Francisco Miguel López también han sido premiados. Casas ha ganado en la categoría en valenciano con Contracció. En la categoría de poesía en castellano ha ganado la meditación sobre la condición humana efímera de Miguel López López, De lo que fue no siendo. El premio de ensayo se lo ha llevado Raúl Rodríguez-Ferrándiz, catedrático de semiótica de la comunicación de masas en la Universidad de Alicante, por la obra Desinformación y poder. En la modalidad de novela gráfica el jurado ha premiado L’anell de la serp de la ilustradora Anna-Lina Mattar.
BREVES
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