Lo paradójico es que vivimos en un mundo, el digital, en el que nos pasamos el día leyendo y escribiendo. [Juan Carlos Laviana | The Objective]
En el último número de El Cultural, el editor y crítico Ignacio Echevarría escribe que «la lectura va dejando atrás el espacio de la Galaxia Gutemberg y se realiza hoy en condiciones, circunstancias, soportes que dibujan un nuevo orden de experiencia, todavía en plena configuración». Echevarría trae a colación en su artículo una cita de El último lector (2005), obra de Ricardo Piglia (1941-2017), en la que el autor argentino reflexiona sobre la figura de «el lector ante el infinito y la proliferación; no el lector que lee un libro, sino el lector perdido en una red de signos». Piglia ya veía venir las consecuencias de la revolución digital sobre la cultura.
De la proliferación de textos escritos no hay duda. Sólo en el último año se publicaron en España un total de 92.000 títulos, de los cuales 23.000 fueron de ficción. Si a eso sumamos el bombardeo de las redes y todo tipo de publicaciones en internet, llegamos a la conclusión no sólo de que el lector se encuentre perdido, sino, abrumado.
De ahí que no sean pocos los autores que sostienen que el gran problema de nuestro mundo es la concentración, según asegura la catedrática catalana Victoria Cirlot en una entrevista publicada por Jot Down. ¿Cómo concentrarse con semejante ruido? La medievalista está convencida de que lo que se trata es de comprender. Y animaba a «detenerse en las cosas», porque «esa aceleración que nos conduce a la imposibilidad de concentrarnos sí me parece preocupante».
Lo paradójico del asunto es que vivimos en un mundo -el digital- en el que nos pasamos el día leyendo y escribiendo. Basta hacer la prueba de pegar en un documento Word todos los whatsapps, tuits, posts, alertas, titulares que leemos en un día y comprobar cuántas páginas nos salen. Si lo multiplicamos por 30, descubriremos que en un mes hemos leído el equivalente a Guerra y paz. El problema es que todos esos mensajes, quisiera equivocarme, no pasarán a la historia de la literatura. Seguiremos leyendo y escribiendo. Lo que no está tan claro es que la revolución digital sirva, como sirvió la revolución de la imprenta, para enriquecer y expandir la cultura.
2. La ‘Metamorphosis’ de Emma Riverola
La escritora explora nuestra capacidad de transformación en su última novela, una historia “sobre la lucha para mantenerte humano cuando todo se cae”. [Clara de Cominges Rivière | Coolt]
Preguntarle a la entrevistada, nada más empezar, que describa de qué va su libro puede parecer descortés, pero ante una obra tan abrumadora como Metamorphosis (Edhasa, 2023) está más que justificado. Su autora, la escritora y periodista Emma Riverola (Barcelona, 1965), reconoce que, incluso a ella, le es muy difícil describir de qué trata este libro, para el cual ha necesitado más de seis años de trabajo. Una obra que cruza líneas temporales —la Barcelona de 1937, en plena guerra civil española, y la del presente— a través de una fragancia, dos personajes femeninos ficticios y la sombra de una figura muy real, Mercè Rodoreda, uno de los grandes nombres de la literatura catalana.
P. La maternidad es un tema importante en la novela. Tanto Rodoreda como Lali abandonan a sus hijos. R. Quería mostrar otro tipo de maternidad. Lali actuó como actuó, sintió que no tenía otros caminos, ya tiene la culpa encima, pero, al fin y al cabo, Mila, su hija, lo lleva bien y se ha sentido querida también a su manera. A partir de ese momento, establecerán otra relación, más de alianzas, más desde la madurez, más desde ‘oye, nos caemos bien’. Hay otras maneras de enfocar las relaciones.
P. Defendiste que la novela se titulara Metamorphosis hasta el último momento, ¿no? R. Sí, porqué la metamorfosis lo es todo en el libro. Hicimos listas inmensas dando vueltas al título con los editores y mi agente. Yo defendía que, aparte de elementos concretos —el perfume, las transformaciones de los personajes, la misma Rodoreda—, hay un prólogo de un libro de Rodoreda que explica cómo la metamorfosis es un rasgo muy diferencial de su obra. Y, por otro lado, hay algún estudio que ha relacionado el mundo de Rodoreda con el de Kafka, hablando de cómo ambos utilizan los animales o el mundo vegetal en sus obras y cómo logran crear una especie de mundo simbólico a partir de un lugar así como inquietante.
3. Manuel Astur: "Antes el éxito era un pisazo, ahora ser famoso, pero no hay diferencia alguna!
Lo espiritual y el ruido del mundo discurren en él por separado. Dan prueba de ello sus últimos libros y ‘En el cielo, una nube’, una recopilación de cuentos zen que publicó en mayo Satori, editorial especializada en cultura y literatura japonesa. [Gonzalo Cachero | Ethic]
P. Hay una familiaridad muy visible entre este libro y el resto de tu obra, ¿qué interés encontraste en el zen? R. No tenía planeado escribir este libro. Es el resultado de más de una década haciendo mis propias versiones de los cuentos tradicionales zen, a lo que hay que sumar que, cuando la editorial se enteró, quiso publicarlo. Empecé a abordar la literatura zen con 30 años, de vuelta en el pueblo en un momento en el que sentía que había fracasado en Madrid y no habiendo cumplido ninguna de las promesas que le habían hecho a mi generación, como la de que íbamos a ser todos empresarios, triunfadores, gente que de una u otra manera tendría éxito. Por si fuera poco, esa época coincidió con la ruptura con mi novia y con que mi padre enfermó. Así que cuando mi hermana mayor, la poeta Estefanía González, me dijo «¿por qué no pruebas a meditar?», empecé a hacerlo porque no tenía nada mejor que hacer. Y todo cambió. Poco a poco dejé de estar enfadado conmigo mismo y con el mundo.
P. Decías antes que el zen está presente en toda tu obra y es cierto que en Seré un anciano hermoso en un gran país es muy notorio. En ese ensayo narras tu ruptura con un mundo en el que había demasiadas cosas y la vuelta a cierta sencillez material y emocional, algo que coincide con un regreso temporal al pueblo. ¿De qué hablaba aquel libro?R. El tema principal era la identidad, la identidad entendida como una carga que nos aplasta pero que en realidad no sabemos quién la ha puesto sobre nuestros hombros y por qué; y también cómo liberarse de ella. Quitarse el disfraz de la identidad es sano. Al parecer da mucho miedo, pero es algo bueno, sobre todo hoy en día, que todo se ha vuelto identidad. Además, tengo la sensación de que esta obsesión es en gran parte resultado del neoliberalismo que domina el mundo y nuestras almas, como si las identidades fueran las etiquetas del producto en el que nos hemos convertido y que ofrecemos en el gran supermercado de la sociedad capitalista. Creo que no ser nada es el gran acto de libertad de nuestro tiempo.
4. ‘La glándula de Ícaro’, extrañas metamorfosis de Anna Starobinets
Impedimenta edita esta antología de relatos de la maestra de la ciencia ficción, célebre también por la dura historia sobre el aborto ‘Tienes que mirar’. [Eduardo Almiñana | Valencia Plaza]
En La glándula de Ícaro. El libro de las metamorfosis, colección de relatos que publica Impedimenta con traducción de Fernando Otero Macías, estas otras facetas literarias de la autora dan el relevo a su vertiente más extraña, la que es capaz de componer historias como las que siguen: La glándula de Ícaro, relato que da título al libro, nos plantea una sociedad en la que a los hombres se les extirpa una glándula que existe solo de un modo vestigial en el caso de las mujeres, y que genera una serie de impulsos que provocan, entre otras conductas, la infidelidad. En el segundo relato del volumen, Siti, conoceremos un país al que todos quieren ir, y al que muy pocos consiguen entrar.
La frontera es sin duda uno de los mejores relatos de la antología: en él Starobinets nos presenta una industria vacacional del viaje en el tiempo: hacia el futuro se viaja en avión, y hacia el pasado, en tren. Se dice sin embargo que en cada desplazamiento se corre el riesgo de toparse con la frontera y ser apeado forzosamente por unos inquietantes revisores en un no lugar infinito del que no se vuelve jamás.
5. La trastienda del matrimonio: así era la vida privada de algunos victorianos ilustres
Phyllis Rose explora la intimidad conyugal de cinco escritores de la Inglaterra del XIX, y analiza la relación de poder en la pareja y los tabúes sexuales de la época victoriana. [Aloma Rodríguez | El Mundo]
La ensayista estadounidense Phyllis Rose (NY, 1942) empezó a investigar sobre la intimidad de los matrimonios victorianos tras la lectura de The Mausoleum Book, "lúgubre testimonio de la vida doméstica" de Sir Leslie Stephen, padre de Virginia Woolf. Explica Rose en el prólogo de Vidas paralelas. Cinco matrimonios victorianos: "Emprendí este libro con el deseo de explicar las historias de algunos matrimonios de una forma tan desprovista de sentimentalismo como fuese posible, prestando especial atención a las corrientes de poder que fluctúan entre un hombre y una mujer unidos en matrimonio, en teoría para toda la vida. Mis propósitos eran en parte feministas, pero fundamentalmente literarios".
6. La revista científica de Euskaltzaindia, 'Euskera Ikerketa Aldizkaria', tendrá su propio sitio web
"La posibilidad de leer en diferentes formatos, el acceso al resto de artículos de los autores y las diferentes formas de referenciar son algunas de las nuevas utilidades que ofrecerá el sitio", ha señalado la institución. [Noticias de Gipuzkoa]
"La posibilidad de leer en diferentes formatos, el acceso al resto de artículos de los autores y las diferentes formas de referenciar son algunas de las nuevas utilidades que ofrecerá el sitio, manteniendo siempre el acceso abierto y gratuito a la revista", señala la academia. Con la renovación de su revista científica Euskaltzaindia quiere hacer "un llamamiento" a los investigadores para que publiquen sus artículos en euskera. Para publicar los artículos de investigación recibidos, la Comisión de redacción, garantizando el anonimato, recabará la opinión de evaluadores externos utilizando el sistema Peer Review de revisión por pares.
7. Vitel·la, la librería frente al mar
Situada en la playa de las Barques de L’Escala, en 2021 recibió el premio Pere Rodeja a la mejor librería. [Rafael Valbona | EPE]
Aunque debe su nombre al pergamino de piel de ternero nonato, la librería Vitel·la es toda mar. Mar porqué está frente a la playa de las Barques de L’Escala, mar porque su ciclo de navegación literaria La mar ens acull es lo más original que puede hacerse en la Costa Brava y mar porque la propietaria, Gemma García, sabe navegar como pocas con todos los vientos. Abrió en 2011, cambió de local en 2020, sostuvo durante dos años de pandemia el Espai Mediterrània de Palafrugell (que debía inaugurarse el día que nos confinaron), hasta que pensó en su vida y varó frente a la playa la librería de L’Escala. Y le dieron el premio Pere Rodeja a la mejor librería de 2021.
BREVES
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“La novela es una cosa muy libre y abierta; yo me limito a intentar hacerlas lo mejor que puedo”